miércoles, 14 de abril de 2010

GLOBALIZACIÓN O VARBARIE



“La versión oficial, liberal-unitaria, de la historia argentina se alimenta del mito civilización vs. barbarie, reivindicando al primer término desde una visión racional-positivista de la sociedad que descarta lo popular (…). Las antinomias irreconciliables que atraviesan la historia argentina de los siglos XIX y XX adolecen de un tinte biologicista y racista que inscribe en el rubro de barbarie todo rasgo cultural y/o político que escape a las codificaciones de aquella matriz de pensamiento, adoptada por clases dominantes fóbicas al propio pueblo. Si bien estas establecen como centro político-administrativo a la ciudad de Buenos Aires, el proyecto liberal-oligárquico se sustenta en una constelación de poder urbano-rural, generadora de conflictos que involucran al conjunto del país. Es que la propiedad de la tierra concebida como fuente de dominio, prestigio y poder –un residuo colonial– es contradictoria con la concepción capitalista moderna que la inscribe entre los instrumentos de la producción, en tanto ella engendra el país agroexportador subordinado a las necesidades de expansión industrial de las metrópolis centrales. La pretensión de resolver este problema, de orden político y económico, por medio de la vía militar requirió construir un andamiaje ideológico dirigido a enmascarar las verdaderas causas del atraso, desplazándolas hacia ciertos sujetos sociales. (…) De ese proceso da cuenta la tarea intelectual de alegorización de la lucha política mediante el planteo de la dicotomía civilización-barbarie. (…)
“Una de las contradicciones más impactantes del Facundo, es la insistente referencia a la vastedad de un territorio escasamente poblado al Sur de la provincia de Buenos Aires, junto a la imperiosa necesidad de eliminar a los 'salvajes' –indios y gauchos– que constituían la población mayoritaria del mismo. Sarmiento define el principal problema de la Argentina como ausencia. (...)
“Los habitantes originarios de la campiña fueron designados el enemigo identificado, en tanto representantes de las fuerzas del mal –'la soledad, el peligro, el salvaje, la muerte' (Sarmiento; 1963) – que debían eliminarse de raíz. De allí que el eufemístico título de 'Campaña del desierto' dado al operativo militar de Roca, sirviera para ocultar que el mismo apuntaba al exterminio de poblaciones enteras, antes que a la colonización de tierras deshabitadas. (…)
“La propuesta consiste en 'llenar' el vacío –de civilización– de la campiñanaturaleza, con los dones de la razón y el progreso intrínsecos a la ciudad cosmopolita, representados por un sector social preciso, más que por la inexistente pujanza industrial de aquella. (…) La dicotomía civilización/barbarie alude a la oposición: 'adentro' vs. 'afuera' planteada por la etimología original del término bárbaro de la antigüedad clásica, pero al retomarla, Sarmiento invierte el sentido de la demarcación. Construye así una alegoría literaria de las relaciones sociales que serían implantadas por el proyecto liberal-unitario, mediante la cual designa quiénes serán los sujetos y quiénes los objetos del mismo; a los incluidos y a los excluidos. (…)

El peronismo: civilización y barbarie
“En el estricto sentido sociológico, el peronismo puede considerarse una expresión cabal de civilización; dio un decidido impulso a la industrialización y la urbanización, a la constitución de una burguesía nacional y a los procesos de acceso al consumo y la educación de las clases populares, todos ellos tipificadores de la moderna sociedad industrial de masas, según los patrones eurocéntricos. Sin embargo, todavía existen quienes lo califican de barbarie en el sentido –peyorativo– de Sarmiento. El argumento no carece de lógica si se lo contempla a la luz de la demarcación 'adentro'/ 'afuera' establecida por la matriz de pensamiento que aquel adopta (…).
“El peronismo es un proceso de cambio inacabado, conducido por un Estado anti-oligárquico que asume la construcción de un proyecto nacional y popular no encuadrado en los cánones políticos consagrados, que se propone un desarrollo autónomo y con base en la integración latinoamericana (…). El eje de la reestructuración de las relaciones de poder social fue, en este caso, la transformación de los excluidos en sujeto histórico; es decir, en pueblo. Ello implicó que quienes hasta entonces pertenecían al afuera y eran representativos del vacío –de civilización–, fueran incluidos en el espacio de producción de ciudadanía en sus tres dimensiones constitutivas – socioeconómica, política y cultural –. (…)
“Evita fue (…) el paradigma de barbarie. Ella emprende su vida como una lucha para construirse como sujeto, desplegando tanta fuerza para afirmarse en sus propósitos, como resentimiento hacia el sector social que la estigmatiza. (…) El discurso político de Perón en su contacto directo con el pueblo –y en particular el de Evita – asume los rasgos del discurso amoroso, con frecuencia pasional, que se prodiga al ser objeto de devoción. El amor, en tanto dispositivo político-semántico de inclusión simbólica y reconocimiento de los trabajadores –principalmente “cabecitas negra”, estigmatizados por bárbaros– instituye una nueva forma de socialización política, que marcha de manera paralela a las reivindicaciones materiales. Estas generan un mercado nacional integrado a partir del consumo de los sectores populares y medios, los cuales llegan a la cúspide de su participación en la renta nacional en el año 1949, con el 53%, para decaer al 51% poco antes del golpe de Estado denominado 'Revolución Libertadora' (…).
“El paralelismo de la 'Revolución Libertadora' con la 'Campaña del desierto' realizada un siglo atrás no consiste solamente en la apelación a títulos eufemísticos de quienes las condujeron. El golpe militar de 1955 constituyó el primer genocidio del siglo XX, iniciado con el bombardeo a la población inerme en la Plaza de Mayo y seguido por los fusilamientos ordenados por el gobierno de facto (…).
“Para los deudos de la nación oligárquica (…), el peronismo significó una carnavalización de la realidad, provocada por la irrupción de la barbarie en el seno mismo de la civilización. (…)
“Desde esta perspectiva, es posible afirmar que el peronismo es civilización y barbarie, si a la primera se la entiende como una convivencia social de calidad –solidaria, integrada y armónica– y a la segunda como a los sucesivos 'otros' que, arrojados por el poder a las inclemencias de la intemperie, hallan cobijo en el hogar donde se construye la pertenencia a una comunidad de semejantes.”

El peronismo y la dicotomía civilización/barbarie.
La construcción literaria de un mito político
por Susana Velleggia


¿Qué propuesta puede surgir de la Varbarie?

Siglo XIX, los robustos dirigentes de las clases dominantes argentinas impulsan un proyecto civilizatorio que pretende excluir a grandes masas de seres humanos, imponiendo los parámetros de existencia a partir de la consabida fórmula civilización vs. barbarie. El lugar de la civilización era el del espíritu republicano, institucionalista, frente al caos de la gran masa amorfa de aborígenes y gauchos. En el silencio del desierto, el general Roca preparaba el exterminio…
La maquinaria discursiva sarmientista colocaba al bárbaro en el lugar del analfabeto, el que no había pasado por una instancia de educación formal en las instituciones de las clases dominantes. En otras palabras, lo que aquellos dirigentes de la generación del 80 llamaban “analfabeto” no era más que aquel que había sido privado de los capitales simbólicos para poder resistirse a un proyecto que no los incluía y no los incluiría.
Hoy es posible hablar de un cierto “analfabetismo político” deseado e instrumentado por las clases dominantes a partir de la concentración monopólica de los medios de comunicación. Este ‘analfabetismo del siglo XXI’ radica en nuestra incapacidad para constituirnos en lectores del entramado político-económico en el que estamos inmersos. Éste es el contexto que nos ha tocado en suerte, no porque sea fortuito sino porque nuestra presencia en este aquí y ahora no tiene más explicación que un capricho de la historia (algunos dirán del destino). Pero, paradójicamente se nos ha presentado este contexto como algo dado al negarnos la posibilidad de interpretarlo políticamente.
Para empezar la narrativa de esta experiencia que estamos haciendo, sería interesante decir que el llamado “Conflicto del Campo”, motorizó en algunos un quiebre y en otros una profundización, la oportunidad histórica de resignificarnos como sujetos políticos para poder releer el contexto actual e intentar una reflexión por fuera de la agenda mediática. Leer la realidad desde una óptica diferente es hoy una necesidad y una decisión de entrar en el barro de la historia…
Porque la primera de las subversiones comienza con el lenguaje, habla ‘la Varbarie’… y tira sobre la mesa sus propuestas, sus sueños, sus concepciones. Esta es la Varbarie que:

· reivindica los gobiernos latinoamericanos que han impulsado políticas de intervención del Estado y redistribución de la riqueza en beneficio de los sectores populares; de re-estatización de los recursos estratégicos; de organización social en pos de proyectos nacionales y populares

· repudia los intereses avaros de los conservadores sectores dominantes que han saqueado las riquezas naturales de nuestro territorio, que han violentado los movimientos populares con golpes cívico-militares genocidas, y que han sostenido políticas de exterminio y de concentración económica.

· sostiene que, desde la vuelta a la democracia en nuestro país, es éste el gobierno, elegido por el voto popular, que más ha revertido las consecuencias del avasallante imperio del mercado que caracterizó los años noventa, impulsando un modelo económico que valoriza la actividad productiva y la creación de fuentes de trabajo, en contra de la especulación financiera; fortificando una memoria histórica de la destrucción, fortaleciendo el patrimonio cultural y la educación.

· rechaza la avanzada de la oligarquía que presiona al gobierno con el fin de consolidar un modelo económico sojero agroexportador, que les asegure sus rentas extraordinarias, en detrimento de nuestra soberanía alimentaria y de un plato de comida en todas las mesas; modelo que impide toda política de desarrollo industrial, que asegure la permanente inserción social; e imposibilita toda redistribución del ingreso. Oponemos a su Estado garante del capital y del libre mercado, un Estado Nacional interventor que defienda y se ocupe de las clases populares.


Porque en el año del bicentenario…la liberación nacional es posible
¡¡¡Somos la Varbarie oculta entre los pliegues de la historia!!!

2 comentarios:

KRISPASIÓN dijo...

Aguante Varbarie carajo, y para todos los gorilones de la generación del 80 y tb de los 90, QUE LA SIGAN CHUPANDO!!!

Estado Presente dijo...

Los felicito, muy bueno!!! Espero que lentamente algunos varios vayan entiendo la grandísima difernecia entre todo lo que estamos viviendo y todo lo malo que pasó! Viva la Varbarie, jaja.