Un muy perfumado y lookeado empresario subió sus mocasines lustrados a un taxi de la ciudad de Paraná. Mientras finalizaba una conversación con un país del continente europeo para garantizarle la entrada de sus capitales a instalarse con cierta impunidad en Paraná, el hombre indicó al taxista el destino.
“Sí, ponemos unos avisos en los diarios, y tranquilitos conseguimos a cincuenta pendejitos desesperados para explotar entre las góndolas y las cajas del megasupermercado” dijo sonriendo, mientras largaba una flatulencia producto del faisán y champagne de la noche anterior. Al cortar, el taxista despotricó con énfasis por las obras de arreglo de calle Ramírez, a lo cual el empresario agregó: “Siempre es lo mismo, todos los gobiernos nos viven cagando”. El taxista sonrió asintiendo, y para finalizar, agregó: - Disculpe, pero alcancé a oír algo sobre lo que charlaba: ¿le podría dar un currículum de uno mis chicos que anda sin trabajo? Es un buen pibe.”
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